EL SUEÑO TERMINÓ

Platense se clasificó para la final del Torneo Apertura al vencer 1 a 0 de visitante a San Lorenzo. Ante un estadio colmado, el Calamar supo imponer su juego y el Ciclón nunca estuvo a la altura, ni con su juego de equipo ni con sus individualidades.

En la previa, el choque entre los de Boedo y los de Saavedra no hacía presagiar un gran partido. No prometía un fútbol bien jugado ni nada que se le parezca. Ambos equipos, con similares planteos tácticos donde la presión, la recuperación y la salida en velocidad son fundamentales, hacían que uno no esperara un gran nivel de juego. Claro, en esta situación, la obligación era del grande, que encima era local. San Lorenzo desde el primer minuto quiso salir a buscarlo con una subida de Cerutti que enganchó y tiró al arco, pero pasó lejos. Pero unos minutos después, Platense, ya acomodado en la cancha, seguía marcando su intensidad, su presión, y San Lorenzo no encontraba los caminos. Solo trataba de salir por el lateral derecho con el encuentro entre Herrera y Cerutti, pero nada más que eso. No se animaba a progresar ni con pelotazos ni con juego asociado. El partido se jugaba en medio campo, prestándose la pelota. Tripicchio, Muniain, Braida, todos muy imprecisos. Solo quedaba alguna esperanza en Cerutti, pero el Pocho a los 15 minutos se debió ir lesionado y en su lugar entró Matías Reali.          Durante toda la etapa, no hubo más jugadas de peligro: un centro de Reali para Vombergar que no pudo cabecear, un par de tiros desde afuera del área que Gill contuvo sin problemas. Y así, el primer tiempo se iba en un mal partido de fútbol.                                                                                                                  La segunda parte tuvo la misma tónica que el final de la primera. Tal vez Platense un poquito más adelantado, pero manejando siempre los tiempos del partido, moviendo la pelota. San Lorenzo, con sus dos extremos muy abiertos y poca gente en el medio, no podía armar jugadas que lo acerquen a Cozzani. Muniain tenía muy poco contacto, Braida absolutamente impreciso y con una disminución física notoria, Tripicchio que no encontraba su posición y solamente el chico Perruzzi daba la cara.                                            El partido estaba para ir derecho a un 0 a 0, salvo algún error defensivo. Y a los 27 minutos, ese error llegó: córner desde la izquierda del ataque de Platense. El arquero Gill sale a pegarle con los puños, en el camino se choca con Braida y la pelota cae en medio del área. Báez no la pudo despejar y Zapiola, que entraba con el arco vacío, sentenció el partido.        De ahí en más, Platense, que ya había hecho su negocio. Ya había convertido el gol y solo le quedaba esperar que pasara el tiempo, y a eso se dedicó con la inapreciable colaboración del árbitro Rey Hilfer. San Lorenzo, sin ideas, no aparecía con chances de igualar. Recién faltando diez minutos, el técnico decidió el ingreso de Cuello, que es uno de los pocos jugadores que puede aguantar la pelota y generar una jugada de gol.                                Y así fue, a los 44 minutos del segundo tiempo, Cuello ganó una pelota en el mediocampo, la alargó para Vombergar que se la devolvió dentro del área. sacó un zurdazo cruzado que se metía en el segundo palo, pero Cozzani estirándose, alcanzó a desviarla. Fue la única jugada clara de gol de San Lorenzo en todo el partido. Muy poco para aspirar a ser finalista. 

Llegó el final del partido y el Calamar va a jugar con nuestros nietos la final. Por supuesto que les deseamos toda la suerte. Hoy ganaron muy bien el partido que tenían que ganar, salieron a jugar con sus armas para ganar y lo consiguieron.                                                        San Lorenzo no estuvo a la altura. Un equipo que nos venía llenando de orgullo y que hizo el milagro de meternos entre los cuatro mejores del torneo, hoy tuvo un mal día. Tal vez los nervios, tal vez la situación institucional, no lo sabemos. Pero estas son finales y el Ciclón no la jugó como tal, no por falta de actitud, sino por falta de ideas, por falta de juego.                Básicamente, fue un planteo equivocado. Así como habían acertado en los partidos anteriores, este cuerpo técnico, creemos, hoy se equivocó y bastante. El sueño terminó. Llegamos a donde en enero jamás imaginamos que podíamos llegar.                                        Es el fin de algo. Hoy vimos a varios jugadores por última vez, tal vez al cuerpo técnico también. No sabemos qué va a ser de este club, un San Lorenzo que tiene que volver a sus fuentes, volver a ser grande, y la única forma es con su gente. El equipo se retiró como corresponde, bajo una lluvia de aplausos, se les reconoce el esfuerzo, la entrega y el transpirar la camiseta.                                                                                                          Sabemos que con esta dirigencia no se puede proyectar nada. Hoy el presidente con licencia se presentó como si nada pasara en el estadio y desde los cuatro costados se le hizo saber que no es bienvenido. San Lorenzo es un polvorín. No sabemos cómo se va a salir del pozo en que nos metieron los dirigentes. Todo el drama venía tapado por esta ilusión. Esta ilusión hoy se terminó. No sabemos qué vendrá, pero sabemos que siempre a San Lorenzo solamente lo puede salvar su gente.

VENGAN DE A UNO 

Un día sin puntajes individuales

Este tipo de partidos a veces no permite que se le ponga un puntaje individual a los jugadores. Solo queremos remarcar el buen partido nuevamente de Perruzzi y las ganas interminables de Vombergar a pesar de sus limitaciones, y poco más. La mayoría no estuvo a la altura, algunos por deficiencias físicas como Braida, otros por los nervios. Pero hoy no haremos los puntajes.